lunes, 22 de enero de 2018

El mudéjar de Toledo visto por un sevillano

Puerta del Sol (Toledo)

Siempre me ha resultado muy atractiva la arquitectura mudéjar por la belleza de sus formas,  materiales y decoración. En la ciudad de Sevilla tenemos la fortuna de contar con un buen muestrario de arquitectura mudéjar, como los Reales Alcázares, declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco.                              
Hemos dedicado una entrada a las iglesias gótico-mudéjares sevillanas. Otra entrada versó sobre el Palacio delos Marqueses de la Algaba, que acoge el Centro de Interpretación del mudéjar sevillano.


A Teruel y Zaragoza nos desplazamos en su día para conocer el mudéjar aragonés patrimonio de la humanidad. Así, dedicamos una entrada del blog al mudéjar turolenseotra a los restos mudéjares del Palacio de la Aljafería de Zaragoza; una tercera a otros bienes mudéjares de la ciudad de Zaragoza y, por último, una cuarta dedicada al  mudéjar de la provincia deZaragoza patrimonio de la humanidad. 
En fechas recientes he tenido la oportunidad de visitar la ciudad de Toledo, que es también otro de los escenarios imprescindibles del mudéjar en España. No solo del mudéjar, obviamente, porque Toledo es un compendio de historia y de arte romano, visigodo, islámico, gótico, mudéjar, barroco o renacentista.







Toledo está también indisolublemente ligado a la figura del Greco y  sin duda la obra más emblemática del genial pintor que podemos ver en la capital castellano-manchega es el Entierro del Conde de Orgaz, que se expone en la Iglesia de Santo Tomé. (Pinchando en el enlace pueden verse los protagonistas del cuadro)


Otras referencias obligadas de Toledo son la Catedral y el Alcázar. La Catedral Primada de Toledo es el monumento más destacado de Toledo y uno de los más importantes en el conjunto catedralicio español. El Alcázar, que acoge en la actualidad el Museo del Ejército y la Biblioteca de Castilla la Mancha, tiene mucha más historia que la del conocido episodio de la Guerra Civil.                                               
  

Por supuesto tampoco es comprensible Toledo sin la existencia del río Tajo. 
Río Tajo rodeando Toledo

En fin una suma de elementos naturales, geográficos, históricos, culturales, patrimoniales, etcétera, que  hacen de Toledo una ciudad singular.
La ciudad histórica de Toledo fue declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1940, aunque ya desde 1878 se habían ido declarando Monumentos Histórico-Artísticos diferentes bienes de la ciudad. La Puerta del Sol que encabeza esta entrada fue el primer Bien de, la  Interés Cultural (en la terminología actual) que fue declarado, como ya hemos dicho, en 1878.

En 1986, la UNESCO decidió declarar la ciudad vieja de Toledo patrimonio de la humanidad, En esta web del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte encontramos una reseña comprensiva de esta declaración: 

La conocida como “ciudad de las tres culturas” conserva extraordinarios testimonios de diferentes civilizaciones ya desaparecidas a los largo de dos milenios. Toledo fue sucesivamente un municipio romano, capital visigoda, formó parte del Emirato de Córdoba, un lugar determinante en la Reconquista cristiana y sede temporal de la corte durante el reinado de Carlos V. Su apariencia actual se debe a la superposición de todas estas influencias y a la coexistencia de tres grandes culturas: judía, islámica y cristiana. La ciudad también atrajo a grandes artistas de renombre universal, como Domenikos Theotokopoulos, El Greco, quien residió en Toledo desde 1577 hasta su muerte.
  
Toledo se encuentra situada en el centro de la Península Ibérica, sobre un alto peñón
rodeado por un amplio meandro del río Tajo. Sus orígenes se remontan a la Prehistoria, aunque la primera mención de la ciudad aparece en época romana, con el nombre de Toletum. En el año 513 fue declarada por el rey Leovigildo capital del reino y se convirtió en sede episcopal. Durante la dominación musulmana pierde su condición de capital y, sin embargo, alcanza unas altísimas cotas desde el punto de vista cultural, social y religioso. En el año 1083 fue reconquistada por Alfonso VI, acogiendo temporalmente a la Corte. En el siglo XIII, el rey Alfonso X crea la Escuela de Traductores de Toledo, buena muestra del intercambio cultural y del dinamismo de la ciudad. Durante la época del Emperador Carlos V, la ciudad alcanza uno de sus momentos de mayor esplendor. Desde que Felipe II decide fijar la capital del reino en Madrid, Toledo sufre una época de cierta decadencia, que se prolonga durante los siglos siguientes.

Todos estos momentos históricos han dejado su testimonio en el patrimonio de Toledo que ha llagado hasta nosotros. De la Toledo cristiana destacan su Alcázar, la Catedral de Santa María, iglesias, conventos y monasterios como el de San Juan de los Reyes. De su pasado árabe se conserva el entramado urbano de calles estrechas y sinuosas, y mezquitas como la del Cristo de la Luz, de ladrillo y mampostería, arcos entrelazados y techumbres de madera. La presencia judía se puede rastrear en las Sinagogas del Tránsito y de Santa María la Blanca.

La ciudad de Toledo, según datos de su Ayuntamiento cuenta con 83.00 habitantes, de los que algo más de 10.000 viven en la ciudad histórica, lo que viene a suponer un 12,50%.
Bien, tras esta introducción, vamos a centrarnos en el objeto de este trabajo, que es el arte mudéjar toledano. La primera consideración que hay que hacer es que lo mudéjar se convierte aquí en expresión artística de las tres culturas, no sólo es simbiosis cristiano-musulmana como sucede en general, sino que también aparece en los templos judíos.

Alfonso VI conquista Toledo en 1085 y unos 80 años antes se había edificado en la ciudad una hermosa mezquita llamada de Bib-Al-Mardum. Los nuevos regidores de la ciudad decidieron transformar la mezquita en un templo cristiano y para ello añaden un ábside semicircular utilizando ladrillos y con decoración geométrica de clara influencia musulmana.
El ábside se convirtió en un elemento constructivo esencial para todos los templos cristianos posteriores.


En este web se puede profundizar en la historia y características constructivas de la mezquita.  


Otro de los templos más sobresalientes del mudéjar en Toledo es la iglesia de Santiago del Arrabal, que por estar precisamente extramuros, es muy visible desde todas las perspectivas, al no estar encajonada entre las callejuelas de la ciudad.
Santiago del Arrabal, del siglo XIII cuenta con tres ábsides y torre exenta
















Como antes, se puede profundizar en el conocimiento de este templo en la web de arteguías















Antes hemos citado la Iglesia de Santo Tomé como el recinto que acoge la famosa obra del Greco, El entierro del Conde de Orgaz. La iglesia está muy transformada, pero sigue manteniendo una de las mejores torres mudéjares de Toledo.

















Por toda la ciudad encontramos iglesias o conventos con trazas mudéjares. Por ejemplo iglesia de Santa Leocadia o Convento de San Antonio









Como indica arteguías, iglesias mudéjares completa o parcialmente son también las de   San Román, San Vicente, Santas Justa y Rufina, San Eugenio, Santa Eulalia, San Andrés, San Lucas, San Miguel, San Cristóbal, San Cipriano, San Sebastián, Santos Justo y Pastor.
Dos de los templos que no pudimos visitar, pero que resultan relevantes son la Ermita Cristo de la Vega y la Iglesia de San Román. La primera se encuentra fuera del casco histórico



Frente a la ermita se construyó en los años 30 del pasado siglo un monumento al Sagrado Corazón. La iglesia de San Román, además de sus propios valores constructivos y estéticos acoge el Museo de los Concilios y la cultura visigótica. 

De nuevo, podemos profundizar en el conocimiento de este templo en arteguías, donde lo islámico y lo cristiano se funden a través de lo mudéjar.


Una de las fachadas mudéjares que más me llamó la atención fue la del antiguo Convento de Madre de Dios, hoy perteneciente a la Universidad de Castilla La Mancha. Además de tener una curiosa historia  se me antoja de un gran parecido a la fachada del palacio de Pedro I en los alcázares sevillanos.
Convento Madre de Dios,Toledo
Palacio Pedro I, Sevilla









Otro de los recursos constructivos y decorativos en los que lo mudéjar alcanzó más esplendor son los artesonados. Tanto en los propios edificios mudéjares, como en otros góticos o renacentistas. Presentamos dos ejemplos de artesonados de otros dos edificios destacadísimos de Toledo: el convento San Juan de los Reyes (claustro alto) y la propia Catedral (ante sala de la Sala Capitular, decorada incluso con una yesería mudéjar).

Yesería Catedral
Artesonado San Juan de los Reyes
  



Artesonado Catedral
Hemos dejado intencionadamente para el final dos de los inmuebles más llamativos de Toledo; la sinagoga del Tránsito y la sinagoga de Santa María la Blanca. Si sostenemos que lo mudéjar es la construcción y decoración en edificios cristianos con técnicas, materiales y decoraciones musulmanas, en este caso, sería en edificios de culto judíos. 
Junto a la sinagoga de Córdoba, también mudéjar, las toledanas son las mejores conservadas de las sinagogas históricas en España.
Sinagoga de Córdoba
La sinagoga del Tránsito acoge también el Museo Sefardí. Y según la web de Turismo de Castilla La Mancha, El Museo Sefardí se crea en 1964, ubicándose en el edificio hispanojudío más importante de España: la Sinagoga de Samuel ha-Leví o Sinagoga del Tránsito, situada en la antigua judería de Toledo y considerada la más bella sinagoga medieval y mejor conservada del mundo. La obra maestra de la colección es la propia sede: la Sinagoga. 




La Sinagoga se edificó por encargo de Samuel-ha-Levi Abulafia (almojarife en la corte del rey Pedro I de Castilla), entre los años 1355 y 1357, como capilla privada del palacio que, en un gesto de grandilocuencia constructiva, impropia de un hebreo, había ordenado levantar sobre una gran extensión junto al Tajo y cuyos límites llegaban hasta el mismo borde del río.



Seguimos con la misma web. La sinagoga, pensada como oratorio del palacio, con el que se comunicaba directamente, es la única estructura que ha sobrevivido del mismo.  

Su sencillo diseño en planta salón es semejante al de muchas capillas de palacios y castillos cristianos de la época, aunque por la notable elevación de sus muros sobresale sobre aquéllas por su espacio interior de claridad y limpieza de geométrica insuperable. Se cubre con un rico artesonado de madera de alerce que lleva incrustaciones de marfil y decoración pintada.

Al igual que ocurría en Santa María la Blanca, contrasta la austeridad externa con la suntuosidad decorativa del interior, tan ligada al sentimiento de "horror vacui" de los pueblos orientales; es decir, un miedo al vacío que los lleva a tapizar el muro por completo con rica y desbordante decoración.

En Santa María del Tránsito el paramento está realizado a base de aplicaciones de yesería de estilo mudéjar labradas con excepcional primor. El tema ornamental se ciñe escrupulosamente a la heráldica y a la epigrafía, no existiendo, siguiendo los preceptos aniconistas de la ley mosaica, figura alguna de hombre o animal. 

El frente del muro este está profusamente decorado con "ataurique", decoración vegetal de creación árabe. En el muro sur aún podemos observar los huecos destinados a alojar las vigas de madera de la tribuna reservada a las mujeres, desde donde asistían, ocultas y separadas de los hombres por celosías, a los actos de la liturgia.
Y la otra sinagoga, Santa María la Blanca, aun más espectacular si cabe. Le belleza de este templo deslumbra los sentidos.

Presenta una estructura basilical de cinco naves estrechas, orientadas de este a oeste, siendo la central más alta que el resto, y separadas por arcadas de grandes arcos de herradura circulares y no apuntados, lo que denota una cierta influencia cristiana mozárabe.
Las arcadas de grandes arcos apoyan sobre columnas octogonales de ladrillo con zócalo de azulejos. Sobre las arcadas corren arquerías ciegas de arcos lobulados con decoración en yeso de motivos vegetales y lacerías geométricas, de acento inconfundible almohade, cuyos nudos forman la estrella de David.

Se cubre con un artesonado clásico mudéjar de alerce. La armadura de la nave central es de par y nudillo con remates tallados, siendo manifiestamente un producto del arte local de la carpintería artística toledana.
En Santa María La Blanca destaca sobre todo la incomparable belleza de sus treinta y dos pilastras, por sus capiteles con ornamentación de tallos de piñas y volutas en composición romboidal, entre los cuales no existe uno que sea igual al otro.
En la forma ochavada de los pilares y la disposición en "sebka" o red e rombos de los capiteles volvemos a encontrar la aportación del arte almohade. En esta obra se ha querido ver una divergencia entre la estructura de ladrillo de muros y pilares y la decoración en yeso que la recubre, como si fueran producto de distintas manos o bien, la última, algo posterior al edificio, correspondiendo en tal caso a las obras de restauración llevadas a cabo tras el incendio aludido de 1250. 

En cualquier de los dos supuestos es claro que la obra fue ejecutada por canteros y alarifes musulmanes, y no es, por tanto, una obra de judíos.
Sea como fuere, parece probable que se construyó para satisfacer las necesidades del culto de una comunidad floreciente y en constante aumento a causa de la afluencia a la ciudad de judíos provenientes de Al-Andalus tras la invasión almohade.

Iniciamos esta entrada con la Puerta del Sol, la mejor muestra mudéjar de la arquitectura defensiva toledana; hemos repasado iglesias, conventos, sinagogas, artesonados. Espero que lo hayan disfrutado.

(Las fotografías en general son mías, salvo las que así lo indican en sus correspondientes enlaces, en los que se cita la fuente)

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