domingo, 14 de septiembre de 2014

La arquitectura de principios del XX en la Ronda histórica de Sevilla (1)



EL tranvía discurre por la Avenida de María Luisa, entre el parque y el Casino. Al fondo se ve el arranque de la Ronda Histórica en la Avenida Menéndez Pelayo.


La Ronda Histórica de Sevilla discurre entre el Prado de San Sebastián y la Barqueta y la integran las calles y avenidas Menéndez y Pelayo; Recaredo; María Auxiliadora; Ronda de Capuchinos; Muñoz y León; Parlamento de Andalucía (antigua Andueza); y Resolana.

La muralla de la ciudad histórica transcurría aproximadamente por este viario, por lo que es evidente la importancia de la ronda para el crecimiento de la ciudad, tanto en su relación con los arrabales históricos como la Macarena o el Hospital de las Cinco Llagas como para los ensanches del siglo XIX: San Julián-Cruz Roja ; La Trinidad; San Roque-La Florida ; La Calzada; y el Prado de San Sebastián.

Hasta hace apenas unos veinticinco años, la Ronda Histórica, como Torneo era una vía inhóspita, congestionada, plagada de humos y tráfico. La apertura de nuevas rondas para el 92 (Tamarguillo; Ronda María Auxiliadora-Los Remedios; SE-30) o la apertura de la calle Torneo, con el traslado de la estación de ferrocarril y en fechas más recientes el carril-bici y el sentido único de circulación, nos han dejado una ronda histórica más habitable.

Arquitectónicamente la Ronda histórica tiene mucho interés para el período temporal al que solemos dedicarnos –primer tercio del XX- y en dos entradas de este blog vamos a intentar explicar por qué. La primera entrada está dedicada a Menéndez Pelayo, María Auxiliadora y Ronda de Capuchinos y la segunda íntegramente a calle Recaredo.

Repararemos en edificios de los siguientes arquitectos:

-Antonio Arévalo Martínez
-Antonio Gómez Millán
-José Gómez Millán
-Aurelio Gómez Millán
-Fernando Guerrero Strachán
-Aníbal González Álvarez-Ossorio
-Ramón Balbuena y Huertas
-Juan Talavera y Heredia
-Gabriel Lupiañez Gely
-Rafael Arévalo Carrasco
-Juan José López Sáez
-José Espiau y Muñoz
-José Sáez y López
-Jacobo Galli Lassaletta
-Joaquín Diez Langa

Veremos edificios de uso sanitario, educativo, comercial o residencial. El grueso de los inmuebles son regionalistas, aunque también hay representación modernista, racionalista y algún edificio ecléctico.

En Menéndez Pelayo 4, Aníbal González proyectó este edificio de oficinas para Carlos Ybarra.






Nos dice la página web del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH):

Una de las últimas obras de Aníbal González (1928-1930, acabada tras su fallecimiento por Aurelio Gómez Millán) en la que propone una mayor contención formal y decorativa para un edificio que asume un papel singular en la vía que se traza junto al lugar antes ocupado por las murallas de la ciudad. La racionalidad y austeridad de su volumen destaca así como el uso de un lenguaje de huecos cercano a los presupuestos clasicistas, apostando por el orden, utilizando el recercado en piedra para enmarcar el espacio central de la fachada destacando sobre los muros de ladrillo visto, en un conjunto que quizás inicia un nuevo camino expresivo de mayor contención truncado por su enfermedad y temprana muerte

Colindante con este edificio, en la Avenida de Málaga, se levantó en su día el Hotel América Palace, del arquitecto malagueño Guerrero Strachám, del año 1927-29. 



Dice el IAPH:

Este hotel tenía como hecho significativo el que debía ser reconvertible en vivienda tras la celebración de la Exposición Iberoamericana del año 1929. La presencia del conocido arquitecto malagueño Fernando Guerrero Stracham se debe a que el promotor era de dicha ciudad.


En la fachada, se empleó un estilo regionalista con intención de aproximarse a su versión sevillana. No obstante puede reconocerse ciertas injerencias historicistas con motivos tomados del plateresco. Son la cerámica y la cerrajería en hierro forjado los materiales y elementos constructivos encargados de reconducir el edificio hacia el regionalismo sevillano. El uso singular de hotel tiene también consecuencias en la composición de la fachada, con grandes miradores terminados con cubiertas de tejas y grandes aleros sobresaliendo. Dentro de la dimensión que toma el edificio, estos elementos de coronación introducen una variación que rompen la monotonía de una fachada que repite sistemáticamente un tipo de hueco por planta.


En este sentido hay que valorar la racionalización de la construcción. Hay también que reseñar que los miradores de la cubierta tienen relación con las parcelas en las que actualmente se divide el edificio. La planta baja se organizaba para permitir la entrada del automóvil hasta las escaleras, las cuales rodeaban a un patio cubierto hexagonal que también organizaba las plantas superiores ya que a partir de este espacio aparecían los pasillos de distribución. De todo ello queda las fachada como testimonio de una época habiendo el inmueble respondido a las expectativas posteriores al haberse transformado en viviendas.


En Menéndez Pelayo 28, se encuentra este edifico recién restaurado (el gemelo número 30 está ahora en restauración, tras haber deshauciado a los inquilinos tradicionales) de Balbuena Huertas del año 1.922. 






En Menéndez Pelayo esquina a Demetrio de los Ríos proyectó Talavera y Heredia en 1925-6 este edificio para Dolores Sánchez. ES un tipo de edificio muy identificable en la obra de este arquitecto en el que el castillete de la fachada es como una rúbrica del artista




El edificio fue ampliado con este otro de los números 34-36 de Menéndez Pelayo:



Un cambio de tercio total supone el edificio para cinematógrafo y viviendas de Menéndez Pelayo de los arquitectos Lupiañez Gely y Arévalo Carrasco del año 1939-41


Dice la ficha del Catálogo Complementario del Plan Especial de Protección del Ayuntamiento de Sevilla:


El edificio del antiguo cine Florida consta de dos cuerpos diferenciados, articulados entre si. Un cuerpo de fachada a la c/ Menéndez Pelayo, conformado por un edificio de viviendas en doble crujía con la directriz paralela a la curvatura de la calle, a través de cuya planta baja se accede a un volumen dispuesto en el interior de la parcela, de mayor escala interior, inicialmente ocupado por la gran sala de cine.

El edificio presenta rasgos compositivos racionalistas, si bien complementados con elementos que buscan un cierto compromiso con la monumentalidad propugnada por las autoridades de la época: recercados de huecos, avitolado de fachadas, etc.

El cine Florida constituye uno de los pocos ejemplo de arquitectura de uso público del racionalismo sevillano, que encuentra en el campo de los cinematógrafos una veta para un cierta experimentación. En su momento fue la mayor sala de cine de la ciudad, y -como la mayor parte de las salas dispuestas en las rondas- asumió una programación “de barrio” (reestrenos, humor, etc), frente a los contenidos elitistas de las salas céntricas

El edificio del cine Florida reúne varios rasgos que justifican su protección. La correcta resolución de la articulación entre los dos cuerpos con usos diferenciados, la adecuación de su escala y orden compositivo respecto a la conformación con la Ronda, su condición de exponente de la escasa arquitectura racionalista sevillana, y la característica espacialidad de las grandes salas de cine, mayoritariamente desaparecidas.


El cuerpo de fachada se conserva básicamente inalterado, a excepción de desafortunadas sustituciones de carpinterías y alguna disposición de maquinaria de climatización en balcones. Sin embargo el ámbito del antiguo cine ha sido objeto de transformaciones que -si bien mantienen su condición de local público- han conllevado la fragmentación de su espacialidad interior.



Frente a este edificio en la calle La Florida 17, este chalet neoclásico del maestro de obras Galli Lassaletta




Damos un salto (dejando aparcada la calle Recaredo para la próxima entrada) y nos vamos a María Auxiliadora. En el número 6 esquina a José Morales y Torres, esta casa de pisos de Arévalo Martínez del año 1920-21.





En el número 16, también del mismo Arévalo Martínez, el Laboratorio municipal, al que tuvimos la oportunidad de dedicarle una entrada




Las naves industriales del número 18 de la calle son de principios del XX y no está documentado el arquitecto o ingeniero de las mismas. Una de ellas está dedicada a sala de fiestas




Y la otra alberga una pequeña superficie comercial



María Auxiliadora  43, del año 1927-28, casa de pisos de Antonio Gómez Millán para Manuel Caselles


Y en el 45, esquina con Madre Isabel de la Trinidad, también del mismo arquitecto





Nuestro siguiente destino es la Ronda de Capuchinos y nos detenemos en el número 5, 7 y 9 donde Espiau y Muñoz construyó esta casa de pisos de viviendas protegidas:

Dice el IAPH:

En la ronda histórica se efectúa una notable operación de vivienda colectiva, entre 1927 y 1928, dirigida a una población de menor poder adquisitivo, con esta construcción promovida por el Monte de Piedad y Caja de Ahorros. Las notables modificaciones que vive el proyecto las refleja Villar Movellán en la biografía de Espiau, comentando como desde unos primeros intentos, en que la edificación presentaba patio abierto al exterior, la obra deriva en la conformación de una calle interior, perpendicular a la fachada, con la que entronca mediante un arco de entrada, permitiéndole toda la operación una mayor valoración de la zona central de la fachada, que queda rematada por un penacho de ladrillo tallado



En Ronda de Capuchinos 11, construyó Antonio Gómez Millán el dispensario y clínica de la Cruz Roja. La zona de la Macarena se especializaba en equipamientos sanitarios y después se construirían el Hospital Macarena, el Instituto Anatómico-Forense...


Por último, en el número 38 de la Ronda, de 1937, la antigua Clínica Vázquez Elena, otra obra racionalista, de los arquitectos Lupiañez y Arévalo. A este edificio, actual sede la Fundación El Monte, ya nos hemos referido en otra entrada



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