martes, 5 de agosto de 2014

Otras obras relevantes del racionalismo sevillano (2)




En la entrada anterior habíamos conocido una serie de obras relevantes de la arquitectura del Movimiento Moderno o racionalismo sevillano. Las llamamos “relevantes”, porque con anterioridad habíamos analizado otros edificios que, por su inscripción en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, fueron denominadas como “imprescindibles”.

Aquellas obras relevantes eran: Auto Ibérica; Eritaña; Villa Moya; Feria esquina a Relator y Feria esquina a Antonio Susillo

Auto Ibérica

Feria esquina Antonio Susillo














Villa Moya



Eritaña






Feria esquina a Relator


Ahora, siguiendo básicamente el artículo de José María Jiménez Ramón (“Algunas notas acerca de la arquitectura racionalista en Sevilla 1926-1942”, PH Boletín 28) nos aproximaremos a varias obras de diversos autores, quizás menos conocidas o asociadas al Movimiento Moderno, pero muy interesantes por su función y autores)

En concreto, vamos a conocer los siguientes edificios:


-Edificio de renta en calle Recaredo, de Díaz Langa, año 1.943
-Casa de pisos de Bringas Vega, 1.939, calle Porvenir 39,
-Edificio de Seguros La Aurora, de Illanes del Río, Avenida de la Constitución
-Colegio Calvo Sotelo de 1.934-35 de Talavera y Heredia y Carrera Díez.
-Antigua Clínica Vázquez Elena, de 1.937, de Lupiañez Gely


Las fotografías en color son nuestras, las que son en blanco y negro del artículo del Boletín Ph citado y las láminas de los Catálogos de Protección urbanística municipal.


Díaz Langa sufrió en sus carnes la depuración profesional de miles de personas que conllevó el franquismo. Trabajó no obstante para muchos Ayuntamientos y la Diputación proyectando colegios, mataderos, cementerios y también residencias familiares.

Señala Jiménez Ramón que


La casa de renta en calle Recaredo, tradicionalmente datada en 1934 siendo de 1943,  es el ejemplo más conocido de su producción en nuestra ciudad y uno de los escasos testimonios de la arquitectura racionalista de su período que habiéndose materializado ha tenido la suerte de sobrevivir hasta la actualidad 





 Este chalet de calle Porvenir 64 del año 1945 es también de este arquitecto.




Y en la misma calle Porvenir, pero esta vez en el número 29, el arquitecto cántabro Bringas Vega es el responsable de este edificio plurifamiliar, que se edificó en 1.939. El inmueble forma parta de un mismo proyecto con los números 17 y 19 de la calle Exposición.




El inmueble tiene grado de protección “C” en el Catálogo del Plan Especial de Protección del Sector Porvenir. En esta imagen vemos un plano del refugio y semisótano del edificio (en aquellos años las Ordenanzas Militares exigían estos refugios)



También en el barrio del Porvenir, en la calle Progreso 20, esquina a Felipe II hay otro bloque de pisos –muy reformado- de Bringas.



Según Jiménez Ramón

José Manuel Bringas no es un arquitecto sevillano, sin embargo, su parentesco con la familia Trueba hace que redacte los proyectos y ejecute varias obras en Sevilla. Su actividad profesional se desarrolla fundamentalmente en Madrid teniendo posteriormente un destacado papel ejecutivo al frente de Regiones Devastadas. (…)

Las dos obras que se incluyen en nuestro catálogo, ambas referidas a casas de alquiler en el barrio de El Porvenir, se sitúan en la línea de los ejemplos madrileños aunque con la aportación de algunos elementos supuestamente vernáculos que acuerdan con la imagen de arquitectura tradicional que el arquitecto considera apropiada para su emplazamiento en Sevilla. 

La primera de ellas se refiere a todo un conjunto de bloques que se proyectaban completando las tres fachadas de una manzana y del que se llegaron a construir tres de sus cinco componentes, forman- do el ángulo entre las calles Exposición y Porvenir. (…) La otra se refiere a la casa en el ángulo entre las calles Progreso y Felipe II 95.

Tipos residenciales racionales y alzados con intencionado tratamiento de la horizontalidad dentro de unos presupuestos formales escasamente radicales definen estas obras que, en cualquier caso, se destacan en el marco disciplinar regionalista en el que surgen.

Para conocer el tercero de los edificios y a su autor, Illanes del Río, que centran hoy nuestra atención, sigamos a Jiménez Ramón:

La relación de Antonio Illanes, arquitecto titulado en 1917, con la modernidad tiene una forma muy particular de producirse. Hay arquitectos que se mueven generalmente en terrenos muy alejados del movimiento moderno y, en algún momento hacen incursiones en un racionalismo puntualmente aceptado, como son los casos de Juan Talavera y Heredia, José Granados de la Vega o Luis Fernández Palacios. Otros se mueven primordialmente en la moderni- dad como Lupiáñez y Arévalo o comparten actua- ciones verdaderamente modernas con otras regio nalistas, en un comportamiento ecléctico y comercial, como es el caso de José Galnares. Sin embargo, no puede incluirse a Illanes en ninguno de estos grupos.

Puede afirmarse que en toda su producción arqui- tectónica no hay un solo ejemplo que pueda ser calificado de racionalista en el mismo sentido que las obras de Lupiáñez y Arévalo, las de Galnares o HY- TASA puedan serlo. Su acercamiento a la modernIdad es  siempre más tímido, más distante, más anclado en pautas clasicistas renovadas por la Secesión o los movimientos de artes decorativas. Sin embargo, lo que hace a Illanes adquirir una personalidad propia en este estudio es precisamente eso, que en su producción general se presenta muy habitual- mente una componente que pudiéramos denominar protorracionalista, de influencia vienesa y art-dec. Esto es, nos encontramos con un arquitecto que, sin integrarse nunca en un quehacer moderno, siempre tuvo como base de su trabajo unas claves de acerca- miento a la modernidad que distinguen su obra de la generalidad regionalista de la arquitectura de su tiempo en nuestra ciudad.

Así, son perceptibles las influencias vienesas en su brillante ópera prima: el Banco de España en la Plaza de San Francisco (1918-1928) 



en la que Villar, acertadamente, ha visto claras referencias a la obra de Antonio Palacios. Más claramente secesionista se presenta la  casa para José Zambrano en calle Montevideo, 31 (1925-1927). 


















Las influencias art-dec  quedan patentes en el Pabellón de la Marina Mercante en la Exposición Iberoamericana (1928). También es de destacar, como síntoma del modus operandi que estamos describiendo, el fuerte contraste entre la profusión ornamentista de sus elementos principales y la desnudez funcionalista de las alas de aulas en las escuelas Felipe Benito 77.















Comentario aparte merece probablemente su edificio para la compañía de seguros Aurora, en la Avenida de la Constitución. En él, resultado de haber ganado un concurso en el que también participaron Lupiáñez y Arévalo, Illanes hace un ejercicio de fusión de su tradicional clasicismo, que se muestra en el riguroso tratamiento del orden, reducido a un conjunto de recuadros en la piel del edificio, con una intención volumétrica moderna. Así surge la torre, en posición asimétrica irresuelta, que al tiempo de erigirse en reclamo publicitario de la compañía, proporciona un inapreciable mirador, habida cuenta de la excepcional ubicación del solar.




En cuarto lugar, nos detenemos en una escuela clásica sevillana que es el Colegio Calvo Sotelo de la calle Arroyo. Obra de los arquitectos municipales Juan Talavera y Heredia y Leopoldo Carrera Díez, según Jiménez Ramón, refiriéndose a Carrera


Sin lugar dudas la contribución más importante de este arquitecto navarro afincado en Sevilla a nuestro catálogo es la que compone la serie de obras realizadas en colaboración con Juan Talavera dentro del Servicio Técnico de Obras, Vías y Parques del Ayuntamiento de Sevilla. Los cuatro grupos escolares (Huerta del Picacho, Huerta de los Granados, Huerta de Santa Marina y Procurador, de singular importancia en nuestro catálogo…



Este grupo de construcciones escolares fueron promovidas en la época republicana porque respondían a la  gran preocupación de la II República por la educación pública, aunque algunas de esas escuelas se inauguraran ya en los ”años triunfales” tras la Guerra. Como impulsores de esta política educativa destacaron los Ministros de Instrucción Pública Marcelino Domingo y Fernando de los Ríos. Giner de los Ríos, la filosofía pedagógica krausista o la Institución Libre de Enseñanza son referencias también imprescindibles de esta revolución educativa.

Jiménez Ramón en su obra “Cuatro ensayos en torno a la arquitectura racionalista en Sevilla” (Universidad de Sevilla, 2001) citando al no sospechoso de apologismo republicano Nicolás Salas señala que de 76 escuelas nacionales existentes en Sevilla en 1.930 se pasó a en 1.934 a 192.

El Ministerio de Instrucción Pública dictó unas Instrucciones técnico-higiénicas relativas a las construcciones escolares, que se publicó en la Gaceta de Madrid (BOE de la época) el 1 de agosto de 1.934 que se refieren a los emplazamientos, orientación, construcción, ventilación, iluminación…

Estas instrucciones se tradujeron en miles de escuelas racionalistas o modernas en toda España, proyecto pedagógico del que escuelas como al Calvo Sotelo son epígonos.

Tomamos del libro de Jiménez Ramón una de dichas  Instrucciones referidas a los campos de juego, de gran modernidad pedagógica:


El campo escolar no es el jardín de la Escuela, con rincones bellos, plantas, flores, fuentes, estatuas, etc… estimulantes en función educadora de la fantasía de los niños; no es tampoco el campo de experimentación para el mejor conocimiento de las cosas en su evolución de vida, no es el lugar donde se disponen cobertizos para librar a los niños del sol y de la lluvia; no es el campo de juego, etc. El campo escolar es todo eso a la vez, pero siempre en su conjunto y en los detalles, con función educadora: es el pequeño mundo que hemos de formar para que en él viva el niño y para que, en esa acción constante de vida, descubra al maestro en él sus características psicofísicas, su personalidad en germen y sepa conducirle afectuosamente en el proceso educativo”







Por último, nos marchamos a la Ronda Histórica a lo que fue en su día Clínica Vázquez Elena y es hoy en día un centro de actividades de Cajasol. Se trata de un edificio de Gabriel Lupiáñez Gely de 1.937, con protección de grado “C” (Catálogo Complementario, ficha CC 05). 




Conforme a esta ficha

Edificio que responde al esquema habitualmente aplicado en clínicas de escala reducida: una galería central lineal con crujías laterales para habitaciones y despachos. Este sencillo esquema lineal a base de crujías yuxtapuestas se dispone en paralelo a la Ronda de Capuchinos. Desde ésta se accede axialmente al centro de la galería y desde un paso lateral exterior directamente hasta el vacío trasero. 


La estructura modular del edificio se traduce al exterior en una sucesión pautada de grandes huecos, matizadamente interrumpida en la planta baja por el acceso principal. Los huecos se integran en bandas horizontales en un recurso formal característico de la arquitectura racionalista.


La clínica Vázquez Elena es uno de los escasos componentes de arquitectura racionalista no residencial en el ámbito del conjunto histórico de Sevilla, obra de una de las figuras más significativas de la arquitectura sevillana de los años 30. Se trata además de una de las arquitecturas asistenciales que –junto a las industriales- caracterizaron el paisaje de la Ronda Norte en la expansión de la ciudad a mediados del siglo XIX y especialmente en la primera mitad del siglo XX. La actual situación de esta antigua clínica, rodada por grandes bloques residenciales de escaso interés, dista mucho del contexto en que se construyó. Su flexible estructura interior ha soportado cambios significativos para asumir el nuevo uso asumido.




Debe observarse la especialización de la Ronda-Macarena en edificaciones sanitarias: Hospital de las Cinco Llagas, Hospital Virgen Macarena, Instituto Anatómico-Forense, Hospital de la Cruz Roja… los dos últimos construidos en fechas muy próximas a este Clínica. 

Pues hasta aquí hemos llegado. Saludos cordiales y hasta la próxima. 



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