miércoles, 18 de enero de 2017

ÉCIJA. Los Conjuntos Históricos protegidos de la provincia de Sevilla (IV)




La localidad de Écija se encuentra a noventa y cuatro kilómetros de Sevilla, cuenta con una extensión cercana a 1.000 metros cuadrados, siendo el municipio más extenso de la provincia y está a 110 metros sobre el nivel del mar. La población está en torno a 40.000 habitantes. 



Popularmente se habla de Écija como la sartén de Andalucía; de los bandoleros conocidos como los siete niños de Écija, pero lo cierto es que Écija es una importante ciudad que cuenta con un a historia interesantísima y un impresionante conjunto histórico-artístico.




Tres momentos históricos destacan sobre todo la época romana; Al-Andalus; y la Écija barroca. El reconocimiento moderno de la ciudad histórica como conjunto histórico-artístico se produce mediante el Decreto  1802/1966, de 16 de junio, del que se cumplieron el año pasado los 50 años. Fue tras Carmona, Sevilla y Estepa el cuarto municipio de la provincia declarado conjunto histórico artístico. Esto decía la parte expositiva del Decreto 1802/1966:

Écija, una de las poblaciones andaluzas más bellas, famosa por los magníficos palacios, por sus inmuebles y esbeltas torres y espadañas, ha conservado todo su carácter de ciudad barroca y dieciochesca. Por su situación topográfica tuvo siempre gran importancia, convirtiéndose en centro mercantil de una gran zona, favorecida por la vía fluvial y su proximidad a la capital de la provincia. Primitivamente estuvo rodeada de murallas de cuyo recinto se conservan las torres llamadas albarranas y alcázares en las antiguas puertas de la ciudad, así como algunos lienzos en cuya. fabricación se ve la labor romana Quedan algunos vestigios del circo, y producto de excavaciones, un magnífico mosaico existente en la Sala Capitular del Ayuntamiento y la cabeza de Germánico en el Museo Arqueológico, así como otras piezas de excepcional interés.

Ofrece Écija monumentos medievales de la categoría del Palacio Mudéjar y la Clausura del Convento de Santa Teresa; templos como el de Santa Cruz edificado en el siglo XVII sobre cimientos de otro de estilo mozárabe, de cuya fabrica quedan interesantes restos del patio claustrado, destacando en ella su sarcófago del siglo IV, de puro estilo bizantino verdadera joya de arte, y buenos trabajos de orfebrería española; el de Santiago, notable ejemplar gótico del siglo XV; eI de Santa María de la Asunción; los de Santa Bárbara y San Gil; las Iglesias de Nuestra Señora del Carmen, la de la Victoria. la de la Concepción de Nuestra Señora y tantos otros cuyas torres, campanarios y espadañas han dado tanto renombre a la ciudad.

Presenta también Écija algunos magníficos ejemplares de la arquitectura civil en el barroco español, como sus palacios de suntuosas fachadas de gran riqueza. Ornamental, tales como el de !os Marqueses de Peñaflor ya declarado Monumento Histórico Artístico; el de los de Benamegí; Santaella, Villaseca y sus innumerables casas de portadas decoradas, amplias caballerizas y notables escaleras, todas ellas exponentes de su importancia histórico artística.


En el conjunto de ese impresionante repertorio histórico artístico de Écija podemos considerar que la joya de la corona lo forma los inmuebles que han sido declarados Monumentos Históricos Artísticos en la anterior denominación o Bienes de Interés Cultural en la actual.  Ésta es la relación de dichos inmuebles y la norma y fecha de declaración:

-Decreto 3 de junio de 1931, Convento de las Teresas











-Decreto 347/1962, de 8 de febrero, Casa de los Marqueses de Peñaflor en Ecija (Sevilla).



-Real Decreto 434/1983, de 25 de enero, iglesia de Santiago, en Écija










-Decreto 140/1994, de 21 de junio, el Palacio de los Condes de Valverde, (Benamejí)











-Decreto 120/2002, de 2 de abril, Iglesia del antiguo Hospital de la Concepción (Vulgo Hospitalito)









-Decreto 497/2008, de 11 de noviembre, iglesia de la Limpia Concepción de Nuestra Señora y la portada del antiguo convento de los Carmelitas Descalzos









-Decreto 375/2009, de 17 de noviembre, Convento de la Santísima Trinidad y Purísima Concepción «Las Marroquíes», en Écija (Sevilla).


















Otros de los inmuebles de Écija que tienen la consideración de  Bien de Interés Cultural son los lienzos de muralla, torreones y torres albarranas repartidos por todo el casco antiguo, conforme a la previsión de la Disposición Adicional segunda de la Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español. Ésta, se remite al Decreto de 22 de abril de 1949, que disponía que todos los castillos de España quedaban bajo la protección del Estado y mandataba a la Dirección General de Bellas Artes a realizar un inventario gráfico y documental de los referidos castillos.

 El Decreto del 49 hablaba de los castillos “cualquiera que sea su estado de ruina”, por lo que se ha entendido que se incluía a castillos propiamente dichos, recintos amurallados, bastiones, baluartes, torres de haciendas, cortijos y otras que tenían funciones defensivas, lienzos de murallas, etcétera.





Como hemos expuesto, la nómina de monumentos de Écija es impresionante. Este página web de la Junta de Andalucía es un buen instrumento para profundizar en este conjunto patrimonial. La web hace un repaso exhaustivo sobre la arquitectura ecijana según este índice:

·        Nobleza y arquitectura  
·        Edificios públicos
·        Arquitectura para la defensa
·        Arquitectura de la fe
·        Ciudades en la ciudad
·        Viviendo lo cotidiano
·        Devociones en la calle
·        Edificaciones en la campiña
·        Color en la arquitectura
·        Arquitectura del agua

Desde nuestro punto de vista, es muy importante la presencia en Écija de Casas Palacios de familias nobles y casas señoriales por varios motivos: desde el punto de vista estético son en general hermosas construcciones barrocas; desde el punto de vista histórico nos habla de la nobleza terrateniente y de la importancia de la propiedad de la tierra y de la agricultura en Écija. Ya nos hemos referido a los palacios de Peñaflor y Benamejí, pero la relación es extensísima. Citemos algunos, en primer lugar éstos que son residencias particulares:

   Casa Palacio de Cárdenas
Casa Palacio de Valdehermoso
                                          

                                       Casa Palacio de Aguilar


   Pero también otros que son sedes de organismos públicos, como por ejemplo:


         Biblioteca municipal


                                 Archivo Municipal

















                                                                                         
           Sede de la UNED y Escuela Oficial de Idiomas










Hace unos pocos años el centro neurálgico de Écija, la plaza de España o "El Salón" como se le conoce, sufrió una importante transformación, construyéndose en su subsuelo un aparcamiento subterráneo. He escuchado opiniones diversas sobre esta obra pero lo que nos interesa es que con motivo de las obras se encontraron diversos restos arqueológicos árabes y romanos, entre ellos una escultura que me enamoró cuando la vi expuesta en el Museo Municipal, que está en el palacio de Benamejí.


Ésta es la estatua que se encontró en las excavaciones.










Y ésta es la estatua ya restaurada. La hipótesis más probable es que se trate de una copia romana, siglo IV d.C. de un prototipo de estatua que en su original griego se atribuía a Cresilas o Policleto. Hay tres modelos de estatuas de amazonas. De los dos primeros sólo se conservan una copia en museos de Roma. Del tercer modelo (al que corresponde esta estatua) se conservan cuatro ejemplares; en Berlín, Copenhague, Nueva York... y Écija. En esta web puede verse cómo se encontró y restauró la amazona ecijana.


Uno de los elementos patrimoniales más relevantes de Écija es su conjunto de torres, espadañas y conventos, especialmente sus torres que constituyen su famoso y hermoso skyline barroco. Siguiendo la publicación LA CIUDAD REPRESENTADA: Plazas y Torres Barrocas, Consejería de Cultura, Sevilla, 2009


Iglesia de Santiago

Si existe un elemento único y característico que identifica y singulariza a la ciudad de Écija, éste es sin duda el conjunto formado por sus torres parroquiales y conventuales, auténticos hitos arquitectónicos convertidos en verdaderos protagonistas del paisaje urbano que determinan su perfil. Contempladas en la distancia, las torres de Écija destacan sobre el caserío por sus mayores proporciones, ornato y esbeltez; pero al mismo tiempo, el espectador queda sorprendido por el gran número de espadañas, torreones de palacios y miradores domésticos que salpican el horizonte y otorgan a la ciudad un sello único y barroco.



Al igual que los suntuosos templos que las acompañan, las torres y
Iglesia de Santa María
campanarios eran verdaderos símbolos de la fe y religiosidad de la sociedad que las hizo posible. Por este motivo, y pese a tratarse de construcciones realmente costosas y gravosas para la economía de parroquias y conventos, no se reparó en gastos a la hora de levantarlas. Bien es cierto que este importante alarde constructivo no debió estar exento de cierta rivalidad entre las instituciones religiosas de la ciudad.


Iglesia de San Juan

Por otro lado, además de servir para llamar con sus campanas a la oración de los fieles, las torres cumplían la misión de avisar a la población en caso necesario. Además eran utilizadas como atalayas privilegiadas donde colocar candelas y luminarias, o desde las que lanzar cohetes y fuegos artificiales durante las fiestas y celebraciones.

Las torres de Écija poseen unas características generales comunes que se repiten en la mayor parte de los ejemplos conservados y que les otorgan una morfología y uniformidad destacable. El primer cuerpo, llamado caña, suele ser esbelto y liso; sobre él se superponen campanarios decrecientes, con plantas de variadas formas, que algunos historiadores han relacionado con las experiencias sobre arquitecturas efímeras. Tradicionalmente construidas a base de ladrillo en limpio, las torres pueden presentar en ocasiones un basamento pétreo, construido en piedra caliza de Estepa.
Iglesia de San Gil
Este mismo material, combinado con la decoración de azulejos, se utilizó para crear cornisas, recercados y adornos de balcones y arcos, así como numerosos remates y pináculos que refuerzan el espíritu ascensional de estas construcciones. En este sentido, todas ellas continúan la fórmula acuñada en el siglo XVI por el arquitecto renacentista Hernán Ruiz II en la Giralda de Sevilla, a quien también se debe la torre de la parroquia ecijana de Santa Cruz.

Durante los siglos XVII y XVIII, y sobre todo tras el terremoto de
Iglesia de Santa Cruz
1755, los creadores de las torres que hoy contemplamos en Écija reinterpretaron este modelo sevillano, alterando sus proporciones y el número de los cuerpos, pero también incrementando los valores decorativos, al lograr importantes resultados de expresividad y riqueza barroca. Todo ello se consiguió gracias a una inteligente combinación de ladrillo, piedra, azulejería, estuco y pintura, materiales que llegaron a proporcionar a estas torres suntuosos efectos de colores y texturas, acentuados por los reflejos de la luz del sol. Tales efectos debieron ser realmente espectaculares en su época, si pensamos que una parte significativa de estos materiales se hallaban, además, recubiertos de una abigarrada policromía, de la que formaba parte el pan de oro. Todo este conjunto ornamental, además de marcar las líneas fundamentales de arcos, cornisas y pilastras, reforzaba el cromatismo de las torres y aumentaba la sensación de verticalidad de los campanarios.
Hemos mostrado una representación de estas torres, cuya información puede ampliarse en el enlace antes indicado, pero también en las web de turismo de Écija y de la Junta de Andalucía. La oficina de turismo de Écija y el Museo Municipal comparten el mismo edificio, el hermoso Palacio de Benamejí






Es interesante consultar con la oficina de turismo y la web municipal las visitas guiadas a Écija y los horarios de apertura de los monumentos. La opción de pernoctar al menos una noche puede resultar muy interesante, incluso combinar un día laborable y un día de fin de semana.


Podríamos estar horas hablando del patrimonio de Écija, pero no es el objetivo de este trabajo. Lo mejor sin duda es conocer dicho patrimonio in situ. Para finalizar, me gustaría dedicar esta entrada a mi padre, que este año hará 90 desde que nació en esta hermosa localidad astigitana.

Todas las fotografías que se exponen son mías, a excepción de la del escudo de Écija, la del grabado antiguo y del plano que son tomadas de la web del Ayuntamiento y la de la amazona herida de la excavación, tomada del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico.


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