lunes, 4 de agosto de 2014

Otras obras relevantes del racionalismo sevillano (1)





En anteriores entradas habíamos centrado nuestra atención en las que llamamos siete obras “imprescindibles” del racionalismo sevillano y explicábamos como el término imprescindible era fundamentalmente administrativo, ya que esas siete obras (Mercado Puerta de la Carne; Estación de autobuses y viviendas del Prado; Casa Lastrucci; Casa Duclós; Edificio de viviendas y oficinas de calle Adolfo Rodríguez Jurado; Instituto Anatómico Forense y Cabo Persianas) está inscritas en el Catálogo General del Patrimonio Histórico de Andalucía.

No obstante, arquitectónicamente también seguro que son siete obras imprescindibles, como algunas más que tendrían también tal carácter.

Hoy vamos a hacer una aproximación a otras obras relevantes del racionalismo sevillano. Lo haremos en dos entregas. La primera dedicada a:

-Auto Ibérica; Casa en Feria esquina a Relator; casa en Feria esquina a Correduría; Eritaña; Villa Moya

La segunda entrada dedicada a:

-Edificio de renta en Ronda Histórica; Colegio Calvo Sotelo; edificio en calle Porvenir; antigua clínica Vázquez Elena; edificio Aurora.

En esta entrada tendrán un  protagonismo especial los arquitectos Lupiañez Gely y Arévalo Carrasco, responsables de tres de las cinco obras analizadas. También están presentes los hermanos Aurelio y Antonio Gómez Millán y Granados de la Vega.

Recordemos que Aurelio proyectó con Lupiañez el Mercado de la Puerta de la Carne y junto a otro de sus hermanos, José, el antiguo Teatro Coliseo, una de las obras culmen de la arquitectura regionalista. Aurelio estuvo profesionalmente muy vinculado a Aníbal González.

Por su parte, Antonio es autor de importantes obras regionalistas como la antigua casa Cuna o la fábrica de sedas de carretera de Miraflores.

Villa Moya es del arquitecto Granados de la Vega, con gran protagonismo en la Exposición del 29, de la que fue Comisario Adjunto, sobre todo tras la dimisión de Aníbal González.

Las fotografías en color son nuestras, salvo una tomada de la web del IAPH; la de los Nuevos Ministerios es de la web del Colegio de Arquitectos de Madrid: la de Auto Ibérica de la monografía de Jiménez Ramón y las láminas son de los Catálogos de Protección urbanística municipales.


(* JIMÉNEZ RAMÓN, J: Cuatro ensayos en torno a la arquitectura racionalista en Sevilla, Universidad de Sevilla, Sevilla,2001)

Empezaremos pues por el edificio de Auto Ibérica de Aurelio y Antonio Gómez Millán, de 1.927, en la actualidad sede de la marca Sephora. Seguiremos en todos los edificios los comentarios de la página web del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), salvo en el último, que será del Catálogo de Protección municipal.


Las fotografías en color son nuestras, salvo una tomada de la web del IAPH; la de los Nuevos Ministerios se indica su fuente  y las láminas son de los Catálogos de Protección urbanística municipales.


El texto que a continuación recogemos habla de un edificio abandonado y casi en ruinas, que no es el que hoy conocemos. No obstante, parece interesante conocer como este simbólico edificio ha atravesado diversos avatares desde su construcción, por lo que es pertinente mantener el texto.






Situada en el ámbito territorial urbano de la ciudad de Sevilla, Auto Ibérica se ubica en el centro histórico, en la calle de las Sierpes, la principal vía comercial de la ciudad tradicional, que enlaza las plazas más significadas de la ciudad, la de San Francisco / Plaza Nueva con la Campana, constituyendo un lugar protagonista de la vida de Sevilla. 


La importancia de este inmueble no ha sido hasta ahora suficientemente reflejada desde el punto de vista de la defensa patrimonial al no habérsele concedido ningún grado de protección pese a la reiteración con la que se solicita desde ámbitos cercanos al Colegio de Arquitectos o desde estudiosos locales de la arquitectura del XX en nuestra ciudad. 


Sobre una antigua casona patio se realiza una reforma en los años veinte que la adapta a la nueva alineación, retranqueada respecto a la anterior de Sierpes, a la que se pretendió llevar todas las edificaciones de los números pares de la calle, para ensanchar una vía que, por su centralidad y carácter, pasaba por ser la más emblemática de las calles de Sevilla, reduciendo la superficie de la parcela a 285 m2, sobre la que se levanta una edificación de 660 m2 construidos.

Esta necesidad de rehacer la edificación hacia Sierpes le otorga a Gómez Millán la posibilidad de trabajar con una primera crujía que tenía que construir en las tres plantas que tenía el inmueble. Haciendo uso de una valiente estructura metálica que salva la amplia anchura del inmueble sin presentar pilares interiores, formaliza una planta diáfana que ofrece al exterior la novedad de su construcción.

Su carácter absolutamente pionero se manifiesta en la composición geométrica y desornamentada de la nueva fachada construida, en la que las líneas trazan los diferentes cuerpos, acristalados enteramente en el local de planta baja, con una fina carpintería de hierro para el despiece funcional de los escaparates y puerta central; en la planta principal, enmarcado el amplio vano por un simple trazo de piedra y un cuerpo alto en el que tres huecos de proporciones muy verticales abren la planta al exterior, diferenciándola de las dos inferiores, comerciales, al ser la superior destinada a vivienda. 





La intervención se completó con una pieza singular en el principal: el despacho principal, más tarde comedor de la vivienda, conformado con un alto zócalo de cerámica a la cuerda seca y unas interesantes yeserías en la coronación de los muros, que decoran la chimenea central de su frente principal, en un uso de materiales acorde a los más antiguos de la casa, la azulejería de la escalera o las columnas del patio. 

La reforma convierte a la edificación en la primera de las cinco obras pioneras que abren Sevilla a la arquitectura del Movimiento Moderno: el Mercado de la Puerta de la Carne, el Instituto Anatómico Forense, el Hotel Eritaña Palace y la Casa Duclós. Si bien es la de menor entidad de ellas, y quizás la que ofrezca menor calidad en sus aportaciones, es destacable que es la primera en acabarse, anterior en meses al Mercado, y la que se ubica en el lugar de mayor compromiso, situándose en pleno centro junto a arquitecturas muy apreciadas en la ciudad de carácter radicalmente diferente al que proponen los Gómez Millán. 

Reproducimos dos párrafos del libro "Antonio Gómez Millán (1883-1956). Una revisión de la arquitectura sevillana de su tiempo" en los que Valle Gómez de Terreros explica la importancia de esta intervención: "es la primera obra ejecutada en Sevilla con formas afines a la arquitectura moderna y, con toda probabilidad, una de las primeras del país. Recordemos que hubo otros intentos de poner al día la arquitectura sevillana, pero son posteriores. Por ejemplo, el Mercado de la Puerta de la Carne fue proyectado también en torno al año 1926, por Gabriel Lupiáñez Gely y Aurelio Gómez Millán, aunque su construcción no finalizó hasta 1929; la casa Duclós, de José Luis Sert, data de 1930, al igual que los estudios y proyectos de Fernando García Mercadal para la sociedad constructora "Los Remedios, S.A.". También algunos pabellones comerciales de la E.I.A. de 1929 mostraron su adhesión a las nuevas tendencias. 

Este alzado fue ejecutado antes de que se fundaran el CIRPAC y el GATEPAC, a la vez prácticamente que el "Rincón de Goya" de García Mercadal, y antes también de que se levantara la Casa de las Flores, de Secundino Zuazo. Es posible seguir dando ejemplos, pero los apuntados son más que suficientes para afirmar que en 1926 la arquitectura considerada entonces como de vanguardia no se había aún generalizado en Europa, ni tampoco en España, donde empezaban a proyectar los profesionales de la denominada generación de 1925." 

El lamentable proceso especulador que viven diversos edificios amenazados de nuestro patrimonio quizás se cobre en este una de sus más dolorosas víctimas, con la que se eliminaría el primer guiño en nuestra Comunidad Autónoma a los aires del Movimiento Moderno que soplaban con fuerza por Europa. La reciente cubierta de su fachada por una malla anticaída y el desmontado de parte de los forjados de la primera crujía, hacen temer que el camino a seguir para su derribo inmediato sea una exageración del deterioro del estado de conservación de aquella primera crujía en la que Sevilla vio por vez primera otra forma de resolver los espacios con limpieza decorativa y utilización de grandes superficies acristaladas para abrir el interior al medio urbano.


Los planos de la reforma están fechados el 29 de diciembre de 1926, habiéndose solicitado la licencia de obras el día anterior. A principios de febrero de 1927 se concede autorización para la realización de las obras, que finalizaron en abril de dicho año.

La reforma vino demandada por el arrendatario del inmueble, que necesitaba para su empresa, Auto Ibérica (negocio dedicado a la venta de automóviles y repuestos), grandes superficies de exposición y venta, que motivaron el uso extensivo de las superficies acristaladas, dedicándose la última planta a vivienda familiar durante la estancia, a partir de 1931, de la familia Sánchez Romero, oriunda de Jabugo, en Sevilla. 

El amplio trazado de algunas dependencias, libres de apoyos centrales, posibilitó que el gran salón del principal fuese cedido en la década de los 40 para la celebración de varias exposiciones, entre otras una de obras del escultor Antonio Castillo Lastrucci, quien regaló por tal motivo a los Sánchez Romero una imagen en madera policromada, que conservan, de la Inmaculada. Cuando esta familia que dirigía Auto Ibérica, cambia el negocio de automóviles por uno de artículos de juguetería y recuerdos (que derivó, ya en los 80, en uno destinado exclusivamente a artículos para el turismo), la planta principal fue ocupada como vivienda principal, reservándose la segunda planta a vivienda independiente de uno de los hijos. 


En las décadas de los 50 y 60 la casa albergó la bilbioteca del humanista sevillano Miguel Romero Martínez (poseedor de una de las bibliotecas privadas más importantes de España, con decenas de incunables y ediciones príncipe), siendo lugar de reunión y tertulia de un numeroso círculo de intelectuales vinculados muchos al Ateneo sevillano, pasando por Auto Ibérica Joaquín Romero Murube, Luis Astrana Marín, Agustín Sánchez-Cid" como anteriormente lo había hecho Jorge Guillén.


El segundo edificio en el que reparamos es en el unifamiliar denominado “Villa Moya”, de 1.933 del arquitecto José Granados de la Vega, en la calle San Salvador del barrio del Porvenir.



Situada en el límite oriental del barrio de El Porvenir, en un contexto de arquitectura regionalista con importantes ejemplos en el borde de la actual avenida de la Borbolla, frente al Parque de María Luisa, aparece esta pequeña villa suburbana racionalista de dos plantas, vecina del número 19 del mismo autor.

Se trata de una vivienda unifamiliar de dos crujías de fondo y una tercera parcial en planta semisótano, con la escalera situada en un extremo frente al que aparece la pieza principal de la casa en ambas plantas: un salón con uno de sus lados semicirculares que se libera de la geometría de la planta avanzando sobre una terraza y que caracteriza la volumetría de la pequeña pieza hacia el jardín. La escalera continúa hasta la azotea construyendo un cuerpo vertical.

La fachada blanca es recortada limpiamente por sus huecos que en la pieza curva son tratados como mirador e incluyen parteluces de ladrillo visto. La limpieza compositiva del volumen y de las fachadas permite valorar este pequeño edificio


En la avenida de la Borbolla, fachada precisamente del barrio del Porvenir edificó en 1927 Gabriel Lupiañez Gely el Hotel Eritaña Palace.



Eritaña asume los más importantes valores de la arquitectura moderna en una edificación coetánea a los Hoteles Alfonso XIII y América Palace y tan diferente a ellos por la cultura arquitectónica de su autor. Su carácter de gran edificio lo hace único en la Sevilla que tímidamente comienza a asumir los presupuestos del Movimiento Moderno, juntamente al Mercado de la Puerta de la Carne en los edificios públicos, la Auto Ibérica en los edificios comerciales del centro histórico, el Anatómico Forense en los dotacionales y la Casa Duclós en el terreno de lo residencial.

 El gran edificio se resuelve con un cuerpo de base, al que se superponen los diferentes pisos en los que las ventanas rectangulares repiten su modulación incansable, la misma que retoma la última planta, que hace las veces del capitel del orden clásico, coronando con cornisa y pretil la parte superior del edificio.

Según Jiménez Ramón en la obra antes citada el Hotel Eritaña Palace es
  
…de una envergadura importante y su ubicación en un solar aledaño a los terrenos de la propia Exposición conferían al encargo una importancia singular y una transcedencia que harían plantearse muy seriamente al joven arquitecto, recién titulado, las decisiones formales que en el diseño de las fachadas adoptara. La voluntad de ruptura moderna con el resto de la arquitectura exposicional se evidencia en la mera contemplación del edificio construido y se avala con el conocimiento de su labor previa en el Mercado de la Puerta de la Carne. Sin embargo la implementación de una mole decididamente moderna anexa a la Exposición Iberoamericana (…) sería una actuación excesivamente temeraria que el joven Lupiañez difícilmente se atrevería a tomar. (…) Así, Lupiañez proyecta un edificio básicamente moderno aunque recurre a elementos de la tradición arquitectónica para que, tratados de modo crítico e intencionado, faciliten la aceptación del edifico por la Sevilla exposicional.”


    Para finalizar, esta fotografía ilustra la consideración de Jiménez Ramón, refiriéndose a Eritaña de que “…no cabe duda de que un edificio que presenta similitud con éste es el de los Nuevos Ministerios de Zuazo, que fue construido con posterioridad al modelo sevillano. La arquería inferior, el ritmo monocorde, la banda de remate, el cierto referente esculiarense, son elementos que, como transfondo de una actitud clásica, se manifiestan en ambas actuaciones.”




Y nos desplazamos ahora a la calle Feria y en la esquina de esta calle con Relator, edificaron Lupiañez Gely y Arévalo Carrasco esta casa de pisos:



La limpieza y sencillez con la que se trazan el volumen y las fachadas de esta edificación la convierten en uno de esos tempranos elementos de la ciudad que se inscriben en los presupuestos austeros de la arquitectura moderna. El proyecto, de 1935, se produce al amparo de las medidas bonificadoras de la Ley Salmón. Sobre una parcela en forma de L con fachadas a calle Feria y Relator el edificio contiene dos viviendas por planta y dos locales comerciales en el bajo, a uno de los cuales se le adosaba una vivienda mínima, situándose la escalera (de tres tramos y ángulos curvos) en posición central de la planta, junto a un patio de luces que lleva el exterior a los pocos espacios conformados en su proximidad con las medianeras, dada la longitud de la fachada que posibilita que la mayoría de dependencias abran a las mismas.





La fachada a calle Feria, simétrica, es de proporción cuadrada, en la que predomina la horizontalidad que se introduce mediante las bandas configuradas en la misma, bien mediante las balconadas, por la disposición de los huecos o por la alternancia de materiales y colores en la construcción del alzado, entre la fábrica vista y las bandas estucadas.



La construcción de la casa se inicia en enero de 1936, terminándose en diciembre de 1937, siendo los clientes Manuel y José Moreno Felipe, quienes promueven también para estos arquitectos las viviendas en la Huerta del Cortijo y otras en calle Feria esquina a calle Antonio Susillo, siendo José Moreno Felipe el aparejador de las mismas, al igual que lo fue de la célebre Cabo Persianas. El actual PGOU le otorga un Grado de Protección C, estando incluido en su Catálogo Complementario CC.02


Analizamos por último la casa de pisos de calle Antonio Susillo 17 esquina a calle Feria. Se trata de un edificio de vivienda plurifamiliar  entre medianeras tipo casa escalera. Data del año 1931 y su autor es el arquitecto Rafael Arévalo Carrasco. Aunque en la firma del proyecto Arévalo aparezca en solitario, Jiménez Ramón cree que la autoría debe ser compartida con Lupiañez Gely, por la colaboración profesional entre ambos, por su fecha y por la similitud con otros proyectos de la misma calle Feria.

Tiene protección urbanística de grado “C”, según el  Catálogo Complementario de Protección del Conjunto Histórico del Ayuntamiento de Sevilla. Según la ficha del edificio del referido Catálogo:







Este edificio forma parte de una serie de obras de una misma época realizados por varios autores con rasgos compositivos análogos: ladrillo visto casi en seco, paramentos enfoscados lisos en niveles superiores, ventanas y balconees en bandas horizontales, étc. Se trata de un esquema que inspiró posteriormente algunas obras contemporáneas en su intento por enlazar con un racionalismo casi ausente en nuestro contexto.

La organización de las viviendas combina la racionalidad propiciada por estructuras de soportes puntuales con cierta elevación de los estándares higiénicos propios de la época: patios de luces, aseos, etcétera.

Este edificio constituye uno de los escasos ejemplos de arquitectura racionalista en el contexto mayoritariamente regionalista –especialmente en el conjunto histórico- de la Sevilla de comienzos y mediados del siglo XX. La favorable geometría y disposición de la parcela, las adecuadas características constructivas y la adecuación de su programa habitacional favorecen la vigencia de este edificio, al margen de actualizaciones de instalaciones, reposiciones de materiales, etcétera.

En este sentido destaca favorablemente la fuerte alteración de los revestimientos exteriores (pintura sobre ladrillo visto), la incoherente tipografía de la rotulación del comercio de la planta baja, la apertura de huecos para aparatos de climatización murales, etcétera.




La ficha de protección prescribe que se “suprimirán los huecos en fachada para maquinaria de climatización” y “los elementos formalmente incoherentes con los principios compositivos racionalistas”. Como se ha visto en la fotografía tales prescripciones pertenecen hasta ahora al terrenos del deseo, que no de la realidad.


Confiamos que les haya gustado esta nueva incursión en el racionalismo sevillano y -a la vista del verano tan llevadero que llevamos- les animamos si están por la ciudad a conocer este rico patrimonio edificatorio. 

2 comentarios:

  1. Muy interesante artículo.
    ¿Cómo podría acceder a las distintas fichas, como la que se adjunta, del catálogo? He buscado en la web del ayuntamiento de Sevilla pero no he conseguido encontrarlo.
    Gracias de antemano
    Un saludo

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  2. Facilítame un correo electrónico e intento aportarte en información

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